Pedro Castillo Terrones, candidato del partido Perú Libre, es el virtual ganador de la Presidencia de Perú, según el escrutinio de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), del 100% de actas. Castillo, alcanza el 50.12%, frente al 49.87% de Keiko Fujimori.
Pero ¿Quién es el nuevo presidente del vecino país? Es un hombre con una marcada tendencia de izquierda que quiere dar un giro a la política, que por años ha tenido Perú, un país que actualmente cuenta con varios tratados de libre comercio, tanto con Estados Unidos como con Europa, mismos que podrían verse afectados.
#ONPEinforma [ACTUALIZACIÓN DE RESULTADOS] Actas contabilizadas para fórmula de presidente y vicepresidentes a las 15:19 horas del 15 de junio. pic.twitter.com/dcTwV4kiBq
— ONPE (@ONPE_oficial) June 15, 2021
Castillo es un profesor y activista social nacido en la comunidad de Puña, en el altiplano peruano, se dio a conocer por ser el principal dirigente en la huelga magisterial de 2017, tras lo cual ganó peso político para postularse a la Presidencia, ubicándose sorpresivamente primero en las elecciones desarrolladas el pasado 11 de abril y en segunda vuelta enfrentó a Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori.
Entre sus promesas de campaña, Castillo ofreció cambiar la Constitución política a través de una Asamblea Constituyente, algo que se aplicó antes en otros países como Venezuela y Ecuador con la llegada de gobiernos progresistas.
También anunció que desactivaría el Tribunal Constitucional si se oponía a la reforma constitucional, porque supuestamente los magistrados defienden “una Constitución que ha terminado con todos los derechos y con el saqueo del país”.
Propuso, además, prohibir las importaciones de productos que se elaboran en el país, lo que causaría conflictos con los tratados de libre comercio internacionales, firmados por gobiernos anteriores.
El ganador del Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, dijo que la victoria de Fujimori sería el “mal menor”, en relación a la posibilidad del triunfo de la izquierda representada por Castillo, a pesar de que el Gobierno de su padre es recordado por episodios de vulneración de Derechos Humanos, crímenes de lesa humanidad y escándalos de corrupción.
El principal punto de la polémica alrededor de la imagen de Castillo se ha centrado en la posibilidad de encaminar su gestión por los pasos de Venezuela, una narrativa que se puso en marcha en Ecuador, Bolivia, Chile, México, e incluso en España, y para la que Fujimori usó la figura del líder opositor Leopoldo López durante su campaña.
Sin embargo, Castillo ha marcado distancia con el Gobierno venezolano e indicó que no es “chavista”, ni “comunista”, ni “intenta robar la propiedad privada”. Perú ha recibido a 1,2 millones de migrantes o refugiados desde Venezuela en los últimos años, según cifras del Banco Mundial, tema de gran preocupación entre la ciudadanía que se siente desplazada laboralmente por la mano de obra extranjera.
Justamente en la capital de Perú, en 2017, se constituyó el Grupo de Lima, para buscar salidas pacíficas a la crisis de Venezuela, fijándose como objetivo acompañar a la oposición venezolana para impulsar un cambio de gobierno. En ese sentido, la mirada internacional se centra en las acciones que tomaría Castillo, considerando que sus coidearios en Argentina, Bolivia y México se encuentran ausentes de esta declaración. El futuro del Grupo de Lima quedaría en las manos del primer presidente de origen sindical, como lo fue en su momento Nicolás Maduro.
Se consolida en la región un nuevo eje denominado progresista con Andrés Manuel López, Alberto Fernández, Luis Arce y Pedro Castillo, junto al fantasma de la “venezolanización”.
Las medidas que tome Castillo podrían tener un efecto también en Ecuador, ya que varias empresas de origen ecuatoriano, que en su momento se trasladaron a Perú porque se les brindó beneficios que no tenían en el país, ahora podrían perder si el mandatario sigue la línea que han tenido otros gobiernos progresistas de la región.
Esta situación podría resultar en un retorno de las empresas ecuatorianas que actualmente están afincadas en Perú, pero antes debe crearse también las condiciones para que Ecuador sea atractivo y vuelva ese capital.
Por: Viviana Paredes / Stalin Briones
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