Alrededor de 4 millones de niños y adolescentes de América Latina y el Caribe están en sobrepeso, una condición que los pone en riesgo de padecer enfermedades físicas y mentales, reveló un informe divulgado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
De acuerdo con la investigación, desde hace tres décadas la región es testigo del aumento en la cifra de niños, niñas y adolescentes que debe vivir con un peso corporal superior al que deberían tener, por razones que van desde la mala alimentación, la economía y hasta la pandemia del Covid-19.
En 1990 los niños que vivían en sobrepeso en toda Latinoamérica llegaban al 6,2%, mientras que en 2020 ese porcentaje aumentó y ahora es de 7,5%.
En otras palabras, 3 de cada 10 niños y adolescentes de la región, entre los 5 y los 19 años, deben vivir con sobrepeso.
Los menores bajo esa condición física corren el riesgo de desarrollar enfermedades como la diabetes, morbilidades crónicas, algunos tipos de cáncer y problemas de salud mental.
«Aumentan los riesgos para el desarrollo de dificultades cognitivas, conductuales y emocionales, baja autoestima, estigmatización, socialización deficiente y/o depresión», precisó el informe divulgado en Bogotá.
Jean Gough, directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe, aseguró este miércoles durante la presentación del estudio que «lo que comen nuestros niños hoy tiene un impacto en su salud para toda la vida».
Los problemas nutricionales resultan en este momento de pandemia también un factor de riesgo para los menores que se puedan contagiar con Covid-19, lo que se traduce en eventuales secuelas, mayores periodos de hospitalización e incluso la muerte.
La pandemia también afectó las economías de los hogares en toda la región, debido a los prolongados encierros, la pérdida de empleo y hasta el incremento en los precios de varios alimentos.
«Durante la pandemia ha sido más difícil comer sano; madres y padres perdieron sus ingresos, los precios de los alimentos subieron; encerrados en casa los niños y niñas dejaron de salir a jugar y también dejaron de recibir alimentación escolar», argumentó Gough.
Los confinamientos también sacaron a los niños de las calles y parques, y los redujo a cuartos y viviendas, sin oportunidades de realizar ejercicio y con el riesgo de quedarse ligados a juegos electrónicos y a estilos de vida sedentarios.
Aparejado al sobrepeso, está la malnutrición, que también es otro factor detonante de este problema.
De acuerdo con el estudio de Unicef, los países con más desnutrición infantil son Guatemala con el 42,8%, Ecuador con el 23,1% y Haití con el 20,4%. Pero no todo es grave, Chile tiene un porcentaje del 1,6% en esa medición.
Mientras que las naciones con mayores casos de sobrepeso son Argentina con el 12,9%, Paraguay con el 12% y Barbados con el 11,4%.
Unicef lanzó una serie de propuestas a los gobiernos de la región para enfrentar el fenómeno, entre ellas, motivar en los menores la ingesta de verduras, frutas y legumbres, y ampliar y fomentar leyes de etiqueta frontal en los alimentos, que contribuyen a alertar a los padres sobre alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas. (ANSA).