Días atrás el mundo se estremeció al ver impactantes imágenes de dos niñas abandonadas a su suerte en la frontera de Estados Unidos y México, pero su caso no es el único.
En el caso de las niñas de 3 y 5 años, al menos se determinó que sus padres viven en Nueva York y pueden reunirse con sus familiares, una suerte con la que no todos corren.
La patrulla fronteriza se hizo cargo de las menores después de que fueran abandonadas por los traficantes de personas, comúnmente llamados coyoteros.
Para seguir el proceso de reagrupación familiar, las menores fueron asignadas a la División de Menores No Acompañadas/Oficina de Reasentamiento de Refugiados de Estados Unidos.
Pero el caso de las niñas no es único, en distintos pueblos del Ecuador están desapareciendo los niños porque se trata de enviarlos clandestinamente a los Estados Unidos sin la compañía de ningún familiar y bajo el cuidado de un coyotero que cobraría cerca de 20.000 dólares.
En Ecuador no existen cifras respecto a la salida de estos menores pero es fácil ir a pueblos de las provincias de Azuay y Cañar, dialogar con los ancianos del lugar y constatar de esa forma que el número de migrantes ilegales, sobre todo niños, se ha disparado desde el inicio de la pandemia del COVID-19.
Según el Gobierno de Estados Unidos, unos 500 niños de distinto origen cruzan la frontera a diario son compañía de sus padres, y es que acorde a la ley, a ellos no los apresan como sucede con los mayores sino que los retienen hasta ubicarlos con sus padres o familiares que ya viven en el país.
De acuerdo a las estadísticas, el Departamento de Salud y Servicios Humanos tiene a su cuidado 12.918 menores en tanto que Aduanas y Protección Fronteriza cobija a 5.285.
La Cancillería ecuatoriana calificó como repudiable el abandono de las niñas, pero tampoco cuenta con cifras reales ni un plan para tratar de evitar que se siga dando este tipo de situaciones que la mayoría de ocasiones termina con los menores desaparecidos en algún punto del trayecto.