Unas 266 escuelas de las redes públicas y privadas resultaron dañadas tras el terremoto de magnitud 7,2 que azotó la zona sur de Haití, mientras sigue con lentitud indignante la asistencia a heridos y desplazados, lo que está derivando en saqueos.
Para el departamento Sur, el más afectado por el sismo que causo al menos 2.200 muertos y más de 12.000 heridos, la evaluación aún provisional establecida a partir de los datos recopilados de los seis distritos escolares muestra que 90 escuelas nacionales sufrieron daños parciales o irreparables.
Ese balance será aún mayor cuando se incluyan las escuelas privadas, secundarias, oficinas del distrito escolar y escuelas no públicas afectadas. Los primeros datos recogidos muestran 106 escuelas parcial o totalmente destruidas en Nippes, así como más de 70 escuelas destruidas en Grand-Anse, según la evaluación ministerial, que incluye tres alumnos muertos en clase.
El ministerio de Educación, para facilitar el inicio del curso escolar, ya está penando en la instalación de estructuras prefabricadas, informó en su edición online el periódico Le Nouvelliste.
Lo informó un comunicado de prensa publicado por esa cartera, con datos recopilados durante una visita de la ministra de Educación, Marie Lucie Joseph, a las zonas del desastre.
Pero si el sistema educativo está en quebranto, peor luce la estructura sanitaria del empobrecido país. El traslado de heridos del sismo que requieren mayor asistencia, desde la zona sur colapsada hacia la capital Puerto Príncipe, se sigue realizando con lentitud y precariedad.
De vez en cuando, un helicóptero aterriza en el aeropuerto internacional Toussaint Louverture, de la capital, y allí los rescatistas, equipados con camillas, corren hacia el aparato para acarrear a los heridos que llegan, describió Le Nouvelliste.
Para cada paciente, el equipo médico en el lugar verifica el estado de los heridos, prepara un archivo para ellos y luego se unen a otros que yacen en colchones sobre una lona naranja colocada en el suelo.
Tienen que soportar largas esperas hasta ser transportados en ambulancia a los hospitales del área metropolitana o de la periferia, con mejor estructura que en el sur impactado por el sismo, donde muchos centros de salud se derrumbaron o carecen de luz o agua potable.
Se ven pocas ambulancias y la desesperación e ira de los pacientes, muchos con dolorosas fracturas óseas, es más que evidente.
La falta de alimentos y agua potable está encendiendo enconos y los primeros altercados. Ayer numerosos haitianos hambrientos y sin hogar tras el devastador terremoto se aglomeraron alrededor de camiones de asistencia y en algunos casos saquearon artículos.
Esta mañana, la Policía Nacional dispuso custodias especiales y armadas para los vehículos de asistencia. Las autoridades buscan coordinar la entrega de ayuda internacional e impedir que se repita la caótica respuesta a una tragedia similar hace 11 años.
En la pequeña ciudad portuaria de Les Cayes, un fotógrafo de la agencia de noticias AP vio a personas que sacaban colchonetas de espuma de un camión estacionado en un recinto de la Cruz Roja, mientras otros saqueaban alimentos que iban a ser distribuidos.
Es que la asistencia llega con una lentitud exasperante y en medio de la tragedia, la muerte y el hambre, la ira despunta entre la desolación y la tristeza. (ANSA).