El sistema educativo de Finlandia es muy distinto al que conocemos y que también aplicaba el país nórdico pero decidieron cambiar y apuntar más a la investigación, a despertar la curiosidad de los niños que no realizan tareas escolares en sus hogares pero igual aprenden.
El sistema ha evolucionado al punto que no existen escuelas privadas y no hay distingo de clases sociales, pero qué es lo que pasó con Finlandia y cómo llegaron a este sistema que suena utópico.
En el 2016 la entonces ministra de Educación, Krista Kiuri, manifestaba para un documental de Michael Moore que se redujo la tarea porque los educandos deben tener más tiempo para ser niños y disfrutar de la vida.
Un estudiante tarda en promedio entre 10 y 20 minutos para hacer algún tipo de tarea, y para el director de secundaria, Pasi Majasaari, el término “tarea” es obsoleto y apunta que después de las clases los niños deben hacer varias cosas como compartir entre ellos, con sus familias, practicar deportes, tocar música o leer.
La maestra Anna Hart explica que si un estudiante quiere ir después de clases a subir un árbol, lo puede hacer y aprender, ya que mientras sube observará insectos y compartirá su experiencia ante sus compañeros, con los que convive entre 3 y 4 horas diarias.
Leena Luisvaara, directora de escuela, afirma que el cerebro debe descansar porque si trabaja constantemente deja de aprender, ese es uno de los motivos por los que Finlandia tiene la jornada más pequeña y el año escolar más corto del mundo occidental.
Pese a esto, sus resultados son mejores y es normal que adolescentes dominen unos tres idiomas, y aquellos que han participado en intercambios se sorprenden de que en otros países existan pruebas con respuestas de opción múltiple puesto que para ellos la interrogante debe ser respondida de manera directa.
Los profesores finlandeses aseguran que debe eliminarse los exámenes estandarizados porque lo que se les enseña a los niños es a aprobar pero en realidad no aprenden la materia impartida.
Materias vinculadas al arte como la música o poesía que en Estados Unidos están desapareciendo, son impartidas en Finlandia porque ayudan al cerebro a funcionar mejor.
Al consultarle a la ministra Kiuri cómo saben qué escuela es la mejor, asegura que “la del barrio” en la que cualquier finlandés viva es la mejor, porque todas son iguales al punto que si alguien se muda de ciudad, no necesita buscar un lugar donde poner a estudiar a sus hijos.
En Finlandia es ilegal abrir una escuela y cobrar por ello, no existe la educación privada y ello afirma que los padres ricos se aseguran que las escuelas públicas sean estupendas y que los niños se críen con amigos de una distinta clase social.
La educación finlandesa apunta a ayudar a que los educandos piensen, que sean felices con lo que hacen, “porque hay mucho más en la vida que solo ir a la escuela”.
Pero este sistema no para de evolucionar y desde el 2016 aplicaron la abolición de distintas materias para aplicar un nuevo método conocido como “Phenomenon Learning” (Fenómeno de Aprendizaje).
El método contempla desplazar las clases tradicionales por proyectos temáticos en los que los alumnos se apropian del proceso de aprendizaje.
«En la educación tradicional, los alumnos van a su salón y tienen clases de matemáticas, después de literatura y luego de ciencias», asegura Marjo Kyllonen, gerente de educación de Helsinki, en declaraciones para la BBC de Londres.
«Ahora, en lugar de adquirir conocimientos aislados sobre diferentes materias, el papel de los estudiantes es activo. Ellos participan en el proceso de planificación, son investigadores y también evalúan el proceso», explica.
Según Kyllonen la razón es que la forma tradicional de educación, dividida entre diferentes materias, no prepara a los niños para el futuro, «cuando necesitarán una capacidad de pensamiento transdisciplinaria, mirar a los mismos problemas desde distintas perspectivas y usando herramientas de distintos tamaños».
Kyllonen explicó que por ejemplo unos niños de cuarto grado decidieron con su profesor trabajar sobre el fenómeno de los teléfonos inteligentes, dijeron les gustaría saber sobre la historia de los mismos y el tema “les servía para estudiar matemáticas, estadísticas, para saber por qué razones la gente usa los teléfonos, literatura, al indagar sobre cómo los mensajes de texto han cambiado la forma de escribir y así por el estilo».
Como la idea parte de los mismos estudiantes, es más fácil que conecten con las materias y se facilite su aprendizaje, ya que incluso encuentran sentido a lo que se les enseña.
El siguiente paso de la educación finlandesa es la aplicación del open-plan o espacio abierto en el que los tradicionales salones cerrados se transforman en espacios multimodales, que se enlazan unos con otros mediante paredes de cristal y divisiones movibles.
El mobiliario incluye sofás y pufs. Nada parecido a las escuelas de pupitres que la mayoría de conocemos, y su objetivo es que profesores y estudiantes pueden elegir el espacio más adecuado para llevar a cabo un trabajo o proyecto en función de si es individual o grupal.
Al final, lo que hacen los finlandeses es enseñar a pensar, despertar la curiosidad y no tratar al educando como un envase al que hay que llenar de materia aunque no sepa para qué le servirá. ¿Podremos aplicar algún día algo similar en Ecuador?
Por: Stalin Briones
sbriones@cromaclictv