A 1 año de la pandemia, ¿Cómo cambió la vida de los ecuatorianos?
El lunes 16 de marzo de 2020, en cadena nacional, el presidente de la República, Lenín Moreno, anunció el Estado de Excepción en todo el territorio ecuatoriano, con la finalidad de frenar la propagación del Coronavirus (Covid-19) en el país.
Con la primera muerte a cuestas, precisamente de la paciente cero y 58 casos del virus en Ecuador, el Gobierno dio a conocer una serie de restricciones, como el toque de queda o confinamiento, a partir del 17 de marzo, por 60 días, suspensión de la jornada laboral (negocios que no fueran de primera necesidad), restricción vehicular, entre otras.
¿Cómo cambió nuestras vidas?
Antes de la pandemia, los estudiantes asistían a las unidades educativas, desde inicial hasta educación superior, y pasaban una buena parte de su día en estas instituciones, donde podían interactuar con otras personas. Desde hace un año, estos edificios se encuentran vacíos. La educación depende hoy más que nunca de la tecnología y la conexión a Internet, pues las clases se imparten mediante plataformas virtuales, como Zoom y Moodle. Sin embargo, ya se están implementando planes pilotos para realizar clases semipresenciales en 366 instituciones rurales y 85 centros urbanos.
Hasta febrero del año pasado, existía la libre circulación de automóviles en la mayor parte del país. Durante el confinamiento, existió una estricta restricción vehicular que paulatinamente permitió que los carros salieran únicamente una vez a la semana, de acuerdo al número de placas. Guayaquil tiene libre circulación, pero ciudades como Quito, Cuenca y Ambato mantienen la restricción.
Los fines de semana, algunas personas solían ir a bares o discotecas, que fueron cerrados, como parte de las medidas. Actualmente, se ha habilitado en 77 de los 221 cantones del país. Sin embargo, especialistas sanitarios recomiendan no acudir, porque pueden convertirse en un foco de contagio.
Salir a comer con amigos o familiares y encontrar restaurantes llenos era parte de la cotidianidad. Ciudades como Guayaquil o Ambato mantienen limitaciones de aforo y el distanciamiento social, incluso algunos adecuaron sus instalaciones y colocaron mesas en espacios al aire libre, como terrazas.
Algo que los hinchas extrañan es ir a los estadios de fútbol. Esta restricción inició antes, específicamente el 29 de febrero de 2020, Barcelona y Liga de Portoviejo fueron los primeros en jugar un partido sin público.
En todo el país se encuentran prohibidos los eventos masivos, por lo que los conciertos, las fiestas o las ferias están prohibidas. Sin embargo, estos eventos se realizan de forma clandestina y la indisciplina es parte del día a día, como se evidencia en redes sociales, principalmente los fines de semana.
Festividades como el Día de la Madre, del Padre, Día de los Difuntos, fiestas patronales, Navidad, Fin de Año y recientemente Carnaval se vieron afectados, y quienes se atrevieron a reunirse en grupos mayores a 10 personas, pagaron las consecuencias de su decisión, algunos aún batallan entre la vida y la muerte, en medio de hospitales sin disponibilidad de camas o insumos médicos para tratar el Covid-19.
Lo peor de la pandemia
Pero lo peor fue la ola de fallecidos, entre familiares y amigos, que se dio meses después y que aún lloran miles de familias ecuatorianas. Cadáveres en las casas y hasta en las calles, cremaciones, entierros masivos, cuerpos sin identificar o con identidades confundidas fue la tónica más amarga de la pandemia. Según las cifras oficiales, hay más de 16 mil fallecidos a escala nacional, pero extraoficialmente esta cifra se duplica. Esto, sumado a una crisis económica sin precedentes, con un endeudamiento internacional que supera los 63 mil millones de dólares, con una preocupante tasa de desempleo, leyes que vulneraron derechos laborales y millonarias pérdidas de sectores productivos, negocios y emprendimientos.
Algo que los ecuatorianos califican como repudiable es la corrupción que campeó durante este periodo: insumos médicos, como mascarillas y hasta fundas para cadáveres, con sobreprecios de hasta el 1.000%, y cuyos responsables aún no llegan a juicios o sentencias.
Hoy, con 302.854 casos confirmados en el país, la situación -tanto económica como sanitaria- parece no mejorar, además de otro frente que aún combatimos: la corrupción hasta en el proceso de vacunación, con una lista de seleccionados que las autoridades se niegan a revelar y una página web para inscribirse que no está cien por ciento operativa.
Según el Gobierno, hay 119.222 vacunados con la primera dosis y 20.137 con la segunda, a escala nacional.
Por: Teresa Menéndez y redacción
tmenendez@cromaclictv.com