Ataque terrorista en Nueva Zelanda deja 6 heridos
Fueron 60 segundos de terror, con 6 heridos (4 de ellos graves) bajo la sombra del Estado Islámico (ISIS), en un tranquilo centro comercial en la periferia de Auckland, Nueva Zelanda, cuando un hombre se apropió de un puñal que estaba en un escaparate y comenzó a atacar al azar a los transeúntes.
Inmediata la intervención de los agentes en el Countdown supermarket del LynnMall, que mataron al agresor con disparos de armas de fuego y así evitaron una tragedia aún mayor.
La gente «escapaba hacia afuera, en forma histérica, gritando», comentó un testigo citado por la BBC. «Vi a un hombre anciano tendido en el suelo, acuchillado», dijo.
El personal del hospital, adonde fueron trasladados los heridos, está haciendo todo lo posible por salvar sus vidas, aseguró el alcalde de Auckland, Phil Goff hablando con la emisora británica.
El atacante, originario de Sri Lanka y en Nueva Zelanda desde 2011, se radicalizó en 2016. Pero el hecho de figurar en una lista de sospechosos terroristas y que estuviera bajo constante monitoreo no le impidió llevar a cabo su plan, derramando menos sangre de la que probablemente hubiera querido.
«Es un ataque terrorista», dijo conmocionada la premier Jacinda Ardern, quizás recordando los dramáticos momentos de los atentos de Christchurch, de marzo de 2019, cuando un supremacista abrió fuego contra fieles de una mezquita y de un centro islámico asesinando a 51 personas y causando heridas a decenas.
«Lo que ocurrió hoy fue despreciable, odioso, equivocado» y «estamos todos horrorizados por lo que pasó. Pero la justicia llegó bastante rápidamente para el agresor», remarcó Ardern, que quiso además precisar que «el acto fue perpetrado por un individuo, no por una fe, no una cultura, no una etnia», pero no dejó de puntualizar que detrás del «ataque hay una ideología violenta e inspirada en el Estado Islámico».
Un caso que coloca en primer plano en Nueva Zelanda el debate acerca de las medidas cautelares en relación con quien está catalogado como sospechoso terrorista.
Según medios locales, el hombre, de 32 años, fue acusado el año pasado de planificar un ataque como lobo solitario con arma blanca: un hecho que según la ley no es en sí mismo un delito y, por consiguiente, no existen los presupuestos legales para abrir las puertas de la cárcel.
El ceilanés fue reconocido culpable de delitos menores como posesión de material propagandístico y apoyo al Estado Islámico y condenado a un año de inútil vigilancia. (ANSA).